1.0 Regulación de la temperatura corporal Listen

Ayudar al paciente a regular su temperatura corporal es un importante reto para el profesional de enfermería. Generalmente tendemos a protegernos de los cambios desagradables de temperatura con nuestro sentido común: nos abrigamos y nos desabrigamos, realizamos mayor o menor actividad, evitamos tocar los objetos muy fríos o muy calientes, etc.

Como profesionales de enfermería, a menudo “pensamos y actuamos” por otras personas que se encuentran en un estado en el que no pueden cuidarse a sí mismas, como por ejemplo niños pequeños o pacientes en estado de inconsciencia. El personal de enfermería debe observar, identificar, evaluar y documentar los cuidados básicos de enfermería en pacientes con trastornos de la temperatura corporal. Por consiguiente, las intervenciones de enfermería estarán centradas en las sensaciones que experimente el paciente, sus reacciones y su descripción subjetiva de malestar. Nos referimos a sensaciones como cefalea, dolor, frío o calor y similares. También podemos basar nuestras actuaciones enfermeras en valores objetivos como la medición de la temperatura o muestras de sangre. Son datos que proporcionan una información necesaria e importante acerca de un problema corporal. Con frecuencia, la temperatura corporal se utiliza como indicador de si el paciente está sano o no.

La fiebre, desde siempre ha sido un síntoma de enfermedad. Cuando se produce un cambio en la temperatura, el personal de enfermería inicia diversos procedimientos enfermeros con el fin de evitar lesiones, aumentar el confort del paciente y restablecer la temperatura corporal normal. Para tener una temperatura corporal constante se debe lograr un equilibrio entre el calor que el cuerpo produce y el que libera al entorno.

La regulación de la temperatura es uno de los mecanismos homeostáticos del cuerpo. Cuando hablamos de temperatura corporal nos referimos a la temperatura interior del cuerpo, es decir, a nuestra temperatura interna. Esta temperatura central varía durante el día y también con la temperatura ambiente.

La piel, junto con la circulación sanguínea, participa en el mantenimiento de la temperatura central. Cuanta más sangre fluye a la piel, más calientes nos sentimos y más calor se pierde por la piel.

La temperatura central difiere de la temperatura de la superficie externa de nuestra piel, nuestra “capa exterior”, que tiene una temperatura más baja. La temperatura de nuestras manos es de aproximadamente 30 – 33°C; nos dan escalofríos a unos 17°C y nos quemamos a temperaturas superiores a 43°C.

El centro de control de la temperatura en el hipotálamo actúa como el termostato del cuerpo. Este termostato tiene un “punto fijo” y, junto con muchos otros mecanismos reguladores, es responsable de mantener la temperatura corporal relativamente constante a pesar del entorno.

La temperatura corporal se considera un signo vital y es una medida del calor del organismo expresada en grados Celsius o Fahrenheit. Fue el astrónomo Anders Celsius (1701-1744) quien compuso la escala Celsius, tal y como la conocemos hoy en día.

 

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